Para un puñado de personas hay un fin que justifica sus medios a pesar de ir en contra de lo establecido por ley y de pisotear los derechos humanos de las mujeres. Son los que defienden su deseo extremo de ser padres y madres a costa de explotar el cuerpo y la dignidad del útero que alquilan a mujeres pobres bajo el pretexto de la elección personal.

La abogada Núria González destapa los intereses ocultos detrás de términos asépticos como maternidad subrogada, padres comitentes, producto final, donaciones o compensaciones, denunciando la realidad de los vientres de alquiler, padres contratantes, bebés cosificados y mercantilizados y el pago del precio estipulado por una práctica ilegal en España y permitida en solo 12 países de todo el mundo.